La idea del post de hoy es la de crear un poco de debate acerca de la situación que se vive en nuestro país con respecto al BIM, y es que el uso de esta metodología, cuyo uso está más que extendido en Europa (especialmente del Norte) aún es vista por grandísimos profesionales, quizás como una amenaza para su continuidad en el mercado, como algo sacado de la brujería.
En primer lugar, hay que entender esta nueva metodología de trabajo como un valor añadido al papel de los arquitectos en el ámbito de la construcción. ¿Quién ha dicho que en el proceso de diseño tengamos que prescindir de las artes plásticas?
Nada más lejos de la realidad. BIM no está aquí para sustituir la creatividad y diseño del arquitecto, está aquí para hacernos la vida más fácil y permitirnos acceder a más información en menos tiempo y organizarnos mejor. No solo el arquitecto se beneficia de estas ventajas. Con BIM, todo el equipo accede a la misma información y puede agregar, en tiempo real, los cambios que se van produciendo en el proyecto de tal manera que todos los involucrados conocen el estado de la obra.
Otra idea errónea que se ha generado es el de la creencia de que una imagen vale más que mil palabras y no siempre es así. Hoy en día cualquiera con buen gusto puede generar imágenes similares a las de los mejores estudios del mundo, sin embargo, la labor del arquitecto sigue siendo crucial en la fase de diseño. Nuestro criterio se basa en un exhaustivo estudio de parámetros técnicos, administrativos, socioculturales, urbanísticos etc. Todos esos parámetros son cuantificables y necesitan de nuestra supervisión, además de un equipo de técnicos altamente cualificados y formados para que el proyecto pueda convertirse en realidad.
En segundo lugar, hay que entender que no es el BIM, sino la era de la información y las telecomunicaciones las que nos están obligando a ser más eficientes y trasparentes en el ejercicio de nuestra profesión. Aquí, creemos que las administraciones podrían poner un poco más de su parte a la hora de facilitar las gestiones y regular el valor de la calidad en la construcción de cara a licitaciones. En muchas ocasiones se premia la experiencia sobre la calidad, creatividad y eficacia en la gestión, haciéndole un flaco favor al mercado.
En tercer lugar y último lugar, tenemos la picaresca española. Raro es el estudio, autónomo que no usa software pirata. Esto es hacer trampas y pone en clara inferioridad a los estudios y autónomos que sí pagan sus licencias. Son caras, sí. Pero si su uso fuese generalizado, sus precios bajarían. Pagan justos por pecadores.
Además, detrás del desarrollo de este software hay muchas personas y empresas a las que les iría mejor si ingresaran lo que, por derecho, les pertenece.
Esperamos que estas palabras hagan reflexionar a nuestros seguidores y que se apunten a este debate. Les invitamos a proponer nuevos temas de debate y que juntos hagamos que el futuro sea un lugar mejor.
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