La construcción en general, desde la fase de creación de un proyecto hasta su consecución y posterior mantenimiento, es sorprendentemente uno de los procesos menos adaptados a la tecnología, a pesar de que es una de las industrias más importantes y uno de los principales motores económicos de nuestra sociedad. Tras siglos de desarrollo y experiencia, el proceso constructivo en la actualidad sigue haciendo uso de procesos y comunicaciones en muchos casos deficientes, generando gran cantidad de errores y "desinformaciones" que inevitablemente desembocan en un gasto innecesario de tiempo, y por tanto de recursos y de dinero. La coordinación entre disciplinas es una de las asignaturas pendientes de la industria y para ello no se puede dejar de lado el uso de la tecnología.
Fuente: https://biblus.accasoftware.com
Tras años de experiencia y desarrollo, en la actualidad se comienzan a conocer en profundidad los beneficios que la metodología BIM aporta, tanto en la producción de proyectos y la coordinación de disciplinas, como en la posterior fase de mantenimiento del edificio. Pero aún están muy extendidos entre los diferentes agentes que intervienen en el proceso constructivo algunos miedos o barreras que impiden la generalización de esta tecnología en todas las fases y escalas de la industria de la construcción.
Dentro de la larga lista de estos posibles obstáculos cabe destacar los más importantes:
Poca demanda de clientes y promotores: la mayoría de las empresas pequeñas del sector defienden que el cliente o el promotor no demandan este tipo de servicios, por lo que no ven la necesidad de incorporar esta tecnología entre sus servicios, con los gastos que ello conlleva.
Dudas en cuanto a su aplicación en pequeños proyectos: las empresas que tienen su principal negocio en pequeños proyectos, habitualmente de clientes particulares, no consideran importante ni aplicable la tecnología BIM, ya que defienden que no es rentable ni apropiado para proyectos de pequeña escala.
Alto coste de implantación: En ocasiones es el propio coste de la implantación la que repercute negativamente en la generalización y el desarrollo de la tecnología BIM. Este coste se divide en una inversión puramente económica (licencias de software, equipos informáticos apropiados, herramientas de comunicación adaptadas, formación de empleados o contratación de trabajadores cualificados...) como en el tiempo de adaptación a la nueva dinámica de trabajo (pérdida de productividad inmediata, aprendizaje del nuevo sistema).
Fuente: https://tutorialrevitybim.es/
Falta de experiencia: En general, las empresas tienen en la actualidad una gran falta de especialistas entre los componentes de sus plantillas, exceptuando empresas especializadas en este campo. Es por ello por lo que se tiene que recurrir a colaboradores externos y auditorías, y en el mejor de los casos a implantaciones para adoptar los métodos BIM de ahora en adelante.
Falta de aplicación para el mantenimiento: Al desarrollarse las tareas de mantenimiento a lo largo de la vida útil de la edificación, por desconocimiento o falta de formación de los encargados, el uso de BIM no está generalizado ni apenas desarrollado, dejando de aprovechar las muchas posibilidades que el uso de un modelo completo podría brindar.
En contraposición a esta visión negativa de la implantación, la experiencia nos ha mostrado que la recuperación del ritmo de trabajo desde la inversión inicial se produce en un tiempo más que razonable, disfrutando desde ahí de un aumento de productividad, una mejora de la calidad del trabajo y un ahorro de tiempo que supone una mejora de los servicios proporcionados por la empresa.
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